Antonio Liz

Historiador marxista

El círculo se cierra. Del I al II Congreso de Izquierda Anticapitalista

iaEl 17 y 18 de enero se celebró en Madrid el II Congreso de Izquierda Anticapitalista. Ha sido su último Congreso porque una mayoría de la organización, el 79,1%, ha decidido cambiar de “partido” a “movimiento”. Una y otra vez las caras públicas de Izquierda Anticapitalista dijeron en las Asambleas que precedieron al Congreso, y en este mismo, que esto era sólo un cambio jurídico impuesto por la dirección de Podemos pero que no significaba de ningún modo que Izquierda Anticapitalista desapareciese, tanto es así que Miguel Urbán afirmó literalmente en la Asamblea de IA de Madrid del 10 de enero, que “no seremos partido pero actuaremos más centralizadamente que nunca”, idea que se machacó en el Congreso una y otra vez por los portavoces de la dirección.

Previamente, 41 militantes de Izquierda Anticapitalista firmamos un documento en el que dimos nuestras razones para oponernos a este cambio. Por imperativo del reglamento congresual nos convertimos en Tendencia para poder oponernos colectivamente a esta decisión de la mayoría de la dirección. En el Congreso obtuvimos el 19, 4% de los votos, ya que cuando se votaron los documentos, después de sus respectivas defensas y debate, hubo 57 delegados a favor del documento de la dirección, 14 delegados a favor del texto de la Tendencia y 1 delegado se abstuvo. Si el cambio “sólo” fuese jurídico, una pura adaptación táctica para avanzar en el camino estratégico de consolidar una organización política revolucionaria de la clase trabajadora y los movimientos sociales, los 41 firmantes no hubiésemos presentado una batalla política. Este cambio no es sólo jurídico –táctico-, es político -estratégico. Pero este cambio fue producto de todo un proceso, pincelémoslo.

El 15 de mayo de 2011 se da un estallido social como producto de la crisis económica y de la degeneración política del Régimen del 78. El 15-M estallaba tras la descarada traición que las burocracias de las dos grandes centrales sindicales a nivel estatal, CCOO y UGT, ejercieron sobre la clase trabajadora después de la huelga general del 29 de septiembre de 2010, que había puesto en evidencia que la clase obrera si se la convocaba a la lucha era actuante. Las direcciones de CCOO y UGT tenían tras el 29-S la posibilidad de llamar a la clase trabajadora a nuevas movilizaciones sociales para tumbar la contrarreforma laboral pero hicieron lo contrario, frenaron su movilización. Este freno disparó el estallido social del 15-M. El movimiento “indignado” coge de improviso a toda la izquierda social, incluida a Izquierda Anticapitalista. La dirección de IA no dio ninguna orientación política para participar en el movimiento, más allá de que se participase en las asambleas y comisiones. Militantes hubo que llamaron a diluirse en el 15-M mientras otros entendíamos que lo había que hacer era canalizarlo aunque IA no tenía armazón ni línea para hacerlo. Un año después IA intenta orientarse y llama a Congreso.

Del 30 de marzo al 1 de abril de 2012 se celebró en Madrid el I Congreso de Izquierda Anticapitalista. Por los estatutos de los que se dotó era una organización con elementos revolucionarios, con ideas que podían hacer de ella una herramienta revolucionaria si se profundizaban. Así, el primer artículo de sus Estatutos empezaba afirmando que “Izquierda Anticapitalista lucha por la revolución socialista y el poder de l@s trabajador@s y las capas sociales oprimidas (…). Izquierda Anticapitalista trabaja por favorecer la toma de conciencia política y la autoorganización de la clase trabajadora y las capas oprimidas. Actúa por la construcción de un partido anticapitalista de masas, feminista y ecologista que combata por una sociedad socialista democrática”.

No obstante estas buenas intenciones reflejadas en los estatutos, la propuesta de la dirección ante el nuevo escenario va a ser enroscarse en sí misma. El debate sobre la orientación táctica de la organización se dará alrededor del apartado “6.2. Construir una izquierda anticapitalista”, de las Tesis políticas. Se dieron dos posturas, la de la dirección, defendida por Josep María Antentas, y la de un grupo de militantes de Madrid, defendida por Antonio Liz. El texto de la dirección en su idea central proponía “avanzar en la construcción de Izquierda Anticapitalista y convertirla en una fuerza más implantada, con más capacidad de elaboración e intervención y más visibilidad y audiencia (…). El reto es construir una organización militante, ligada a las luchas sociales y atractiva para sectores de la nueva generación activista”. Aclaraba el texto que no había alianzas posibles ni con Izquierda Unida ni con las organizaciones de la izquierda revolucionaria porque “no hay margen para una colaboración política estratégica con IU, cuyo proyecto hoy en día está más supeditado que nunca al del PCE y a su tradición institucional burocrática” ni tampoco con “las organizaciones de la izquierda revolucionaria organizada, con las que hemos tenido algunas experiencias de trabajo conjunto en el marco de nuestras iniciativas electorales, son en conjunto muy débiles y dicha debilidad, unida a diferencias de orientación, cultura política e intereses, hacen que la colaboración entre fuerzas de la izquierda revolucionaria no pueda ser una palanca de lanzamiento de un nuevo proyecto”. El grupo citado de militantes de Madrid presentó una enmienda a la totalidad, “6.2. Construir una Izquierda Anticapitalista y un Frente de Izquierdas” con el objeto de aglutinar a toda la izquierda social y poder así “levantar una herramienta política que canalice el tsunami social que se avecina”. En dicha enmienda se argumentaba que “entendemos que las líneas básicas de actuación de Izquierda Anticapitalista para enfrentar esta tarea pasan por fortalecer a la propia IA, aglutinar a colectivos anticapitalistas y trabajar por un Frente de Izquierdas (…). 1. Fortalecer IA. Tenemos que fortalecer nuestra organización con el objetivo de convertirla en una herramienta política eficaz para la clase trabajadora (…). Una política de afiliación de los líderes sociales naturales de las empresas de todos los sectores, colectivos y movimientos sociales que tengan un horizonte político que va más allá de la mera resistencia al sistema (…). Es imprescindible que su militancia tenga una sólida formación política marxista por lo que la organización también tendrá que dedicarle un gran esfuerzo a esta cuestión. 2. Aglutinar a núcleos de la izquierda anticapitalista (…), esos grupos que son afines a nosotros en la no profesionalización de la política y en otorgarle un papel fundamental a la lucha feminista y ecológica (…). 3. Debemos de iniciar el trabajo de construir con toda la izquierda existente un Frente de Izquierdas alrededor de un programa básico (…). No se trata de imponer nuestro propio programa sino de que todos los partidos, organizaciones y movimientos participantes vayan con un programa común contra el capital. El acuerdo de mínimos no impedirá que cada organización firmante del Frente de Izquierdas defienda y divulgue su propio programa (…). Hay que ver el Frente de Izquierdas como un ejercicio político dialéctico ya que va a ser la propia dinámica de las movilizaciones sociales la que irá seleccionando a la fracción política más de izquierdas según se profundice la radicalidad del proceso social, selección que tendrá que ver con que esa fracción recoja en su estandarte las medidas sociales y políticas a las que aspire en ese momento la mayoría de la clase trabajadora”. El debate que marcaba la táctica de IA para el próximo periodo se limitó a 30 minutos, a una intervención de 15 minutos a favor de la ponencia y a una intervención a favor de la enmienda a la totalidad de otros 15 minutos. Y se votó, saliendo por mayoría el texto de la dirección. Lo que sí llevó buena parte del tiempo congresual fue el debate sobre la prostitución, que la dirección impuso como el debate político central, una argucia para evitar un debate para clarificar la línea estratégica. El “polo anticapitalista”, que es como se le denominaba entonces a la política de la dirección, rápidamente demostró que no servía absolutamente para nada, tanto que la propia dirección girará en breve a crear un Frente Político con IU y Equo.

El 7 y 8 de junio de 2013 se celebra en Madrid la primera asamblea de “Alternativas Desde Abajo”, un intento de reorganizar las brasas del “apolítico” 15-M. Aquí Raúl Camargo llama a formar un Frente Político con IU y Equo, algo que nos dejó atónitos a algunos de los militantes de IA presentes ya que tal cosa ni se había acordado en el Congreso pasado ni se le había propuesto ahora a la militancia. Así, la dirección que había defendido a ultranza el inconcreto “polo anticapitalista” daba un giro de 180º y llamaba a un frente amplio. Ante esta irregularidad política, un grupo de militantes de Madrid exigimos la convocatoria de una Conferencia extraordinaria, que se celebró en Madrid el 12 de octubre. Como el descontento no era sólo en una parte de la militancia en Madrid, un grupo de militantes de varias partes del Estado constituimos una Plataforma para presentar un texto colectivo, como era preceptivo según los Estatutos. En esta Conferencia Estatal Extraordinaria la dirección se limitó a presentar un texto político lleno de ambigüedad para salir del paso, línea reflejada a la perfección en el apartado “3. Construir un bloque socio-político alternativo y político de alianzas” en el que no se dice nada más que generalidades sobre la coyuntura política y no se propone ningún paso concreto ya que “en las fechas en las que celebramos esta Conferencia es todavía muy pronto para tomar una decisión definitiva sobre nuestra orientación en las elecciones europeas (…). Más adelante, en torno a primavera (…) un CC ampliada tomará la decisión definitiva”. Además de proponer que la política general de la organización la diseñe una Coordinadora Confederal Ampliada y no un Congreso, algo a lo que desde la P2 contestamos diciendo que “nos parece que una Conferencia sobre política de alianzas debería también servir para marcar nuestra orientación de cara a las próximas elecciones europeas. Entendemos que dicha Conferencia también tenía ese objetivo. Dejarlo para la primavera y para una Coordinadora Confederal ampliada nos parece una falta de seriedad”, la dirección negó que la política propuesta por Raúl Camargo en la reunión de Alternativas Desde Abajo se hubiera formulado, con los que nos tachaba de mentirosos a los presentes en ella o de tener oídos deformados, y nos acusó a los integrantes de la Plataforma, más conocida como la P2, de “obreristas” y de estar anclados en el siglo XIX por proponer que como “en Madrid se está dando un frentismo que puede ser un paso hacia la conformación de un Frente Único en el marco de la movilización, así como un frente electoral -llegado el caso- si en las próximas jornadas de Alternativas desde Abajo se apuesta por la ruptura con el sistema y no con su mera transformación. Desde IA debemos llamar a la necesidad de un referente político que nos permita luchar eficazmente contra las políticas de recortes vengan de donde vengan. En el caso del Ada, en Madrid, eso puede pasar por un llamamiento a que la izquierda social se organice entre ella, a la unidad de acción social y política entre todos los colectivos sociales, políticos y sindicales que allí participan como son las mareas, el 15M, las asambleas de barrio, los colectivos feministas, ecologistas y de derechos civiles, el sindicalismo alternativo (CGT, Hay Que Pararles los Pies) y las organizaciones políticas (IA, PCPE, Corriente Roja, Red Roja, En Lucha y Clase Contra Clase) en torno a la delimitación política antes descrita. No debemos encerrarnos en ese marco y también tenemos que intentar dirigirnos a organizaciones políticas que conocen contradicciones pero que se oponen al sistema y al estado central como SORTU en el país vasco y las CUP en Cataluña por ejemplo. El primer paso para constituir alianzas políticas ha de ser la unidad en las luchas y en la práctica política, lo que nos permita ir tejiendo una mayor confianza con el resto de organizaciones, y generando unas prácticas políticas comunes. Lógicamente, Ada (Alternativas Desde Abajo) no tendrá una estructura orgánica, y tanto su programa como su acción se irán decidiendo de forma asamblearia, sin embargo, desde IA debemos tener una orientación clara que permita vincular esas luchas sociales y políticas. De un lado debemos fomentar la consolidación de Ada como un Frente Único que nos permita generalizar, coordinar y centralizar a los diferentes sectores en lucha contra los recortes, pero también debemos de intentar que ese frente de lucha tenga un reflejo electoral a la izquierda de IU”. Después del debate, el texto de la dirección sacó la mayoría y se pasó a las enmiendas de su propio texto. Aquí, un grupo de compañeras y compañeros de Madrid, ajenos a la P2, presentó la propuesta de crear un Frente Antiliberal Amplio donde entraría IU y la dirección la rechazó. Una vez más IA salía del debate sin línea táctica definida, así había sido en el I Congreso y así volvía a suceder en la Conferencia Extraordinaria.

Y apareció Pablo Iglesias. La Secretaría Confederal de IA, “responsable ante la Coordinadora Confederal” según los Estatutos, elaboró un acuerdo con Pablo Iglesias a espaldas del conjunto de la organización, Coordinadora Confederal y militancia incluidas. Tanto fue así que la Secretaria Confederal le presentó a la Coordinadora Confederal y a la militancia un calendario ya cerrado de actuación y no una propuesta política para debatir. Algunos nos opusimos a esta dinámica en Madrid pero la dirección se limitó a convocar una Coordinadora Confederal Ampliada que le dio el plácet a la Secretaría Confederal aunque la propia Coordinadora Confederal no había sido previamente informada, y eso que según los Estatutos “la Coordinadora Confederal es el máximo órgano de dirección entre dos Congresos”. Pura formalidad. La militancia protestó mayoritariamente por el proceder antidemocrático de la Secretaría Confederal pero también mayoritariamente terminó aceptando la operación. No obstante, la dirección de IA no apostó a fondo por la operación y la figura pública de Pablo Iglesias se acrecentó como el líder natural de aquel movimiento indignado que quería plantar cara al Régimen del 78 y a la crisis capitalista que lo azotaba. Ante las indeterminaciones de la dirección de IA, que sólo empezará a decir públicamente que IA fue cofundadora de Podemos cuando el proyecto empezó a demostrar su viabilidad para captar apoyos, Pablo Iglesias se fortaleció y empezó por aparcar de un plumazo el Manifiesto Mover Ficha, que era el programa inicial, y terminó por librarse de la dirección de IA.

Las elecciones al Parlamento Europeo el domingo 25 de mayo de 2014 lo acelera todo, 5 eurodiputados al primer envite. Se vio, para sorpresa de millones, que Podemos podía canalizar electoralmente buena parte de la rabia social acumulada contra la crisis económica y el régimen político, que lejos de enfrentarla la profundizaba. Pablo Iglesias giró la tuerca e hizo que en Podemos se aprobase vía internet que nadie que perteneciese a una organización estatal podría pertenecer a la dirección del partido Podemos, razón por la cual ningún militante de Izquierda Anticapitalista (excepto los tránsfugas, como Luis Alegre) pudo acceder al Consejo Ciudadano. La reacción de la dirección de IA a esta jugada burocráticamente sutil de Pablo Iglesias fue buscar la forma de poder acceder a los cargos municipales y autonómicos. ¿Y el programa político? IA no había presentado nunca batalla política a los giros a la derecha que daba Pablo Iglesias, cada vez de forma más pronunciada, en función de su aceptación electoral, salvo algún que otro artículo pero nunca como una política para confrontar la deriva a la derecha. Tampoco al estarse conformando Podemos como partido IA presentó batalla política, tanto fue así que no tuvo una ponencia política propia. ¿En qué batalla está, pues, interesada la dirección de IA? En la de ocupar puestos en las direcciones municipales y autonómicas del nuevo partido. En lo político, la ambigüedad con palabras bonitas, citando el socialismo y la revolución de vez en cuando, es la seña de identidad de la dirección de IA. Esta ambigüedad calculada, reiteradamente practicada, es producto del giro a la derecha que ha ido dando paso a paso. Pero es un giro que la dirección no quiere terminar de reconocer por eso la invocación a la revolución y al socialismo para fechas indeterminadas. Y esta metodología de la ambigüedad la dirección la lleva a rajatabla, y así dice que Izquierda Anticapitalista “sólo” va a cambiar de forma jurídica para adaptarse al nuevo marco político, a Podemos. En rigor, la dirección elimina de un plumazo a Izquierda Anticapitalista como organización de la izquierda social con elementos ideológicos revolucionarios y esto lo viste como un estricto cambio jurídico que en nada va a afectar su proceder. No obstante, optar por pasar de “partido” a “movimiento” es ya una declaración política en toda regla, la negación de la utilidad del partido para fortalecer la subjetividad política de la clase trabajadora para que esta pueda ejercer de sujeto histórico, de partera de un mundo nuevo. La justificación retórica de este paso es voluminosa en páginas, tanto que nunca habíamos visto en nuestra vida militante tantas palabras bonitas en un texto ambiguo para justificar la deserción del campo revolucionario. Continuamente se dice en el texto que se está contra la troika, contra la oligarquía financiera, contra el régimen político, contra el trabajo asalariado, contra el patriarcado y contra la degradación del planeta y toda esta retahíla para justificar precisamente el abandono de una política que nos permita luchar contra todo esto. Esta metodología de la crítica aparente para seguir en el mismo barco que Pablo Iglesias se puede ilustrar en este pasaje: “pese a nuestras importantes diferencias con la evolución actual de la dirección de Podemos, estamos convencidos de que debemos participar lealmente en la construcción y el desarrollo de esta organización” -lo que es una forma muy peculiar de tener “importantes diferencias”.

En fin, la dirección de IA ha pasado de defender “la autoorganización de la clase trabajadora y las capas oprimidas”, según rezaba el primer artículo de sus Estatutos”, a defender “el poder popular” y la “unidad popular”. Por muy poco que quede de educación política revolucionaria en la dirección de IA, debería saberse que estos conceptos además de ambiguos están vinculados al stalinismo en la Revolución española, es decir, al cáncer que permitió que la Revolución social española fuese derrotada. El “poder popular”, como ha demostrado la Historia en, por ejemplo, el caso chino, francés y español, no puede llevar a otra cosa que a la subordinación política de la clase trabajadora y las capas oprimidas a los sectores pequeño-burgueses democráticos. Además, “popular” es un concepto utilizado por los enemigos directos de la clase trabajadora y las capas oprimidas. El PP se llama Partido “Popular” y no se denomina así por casualidad sino por una decisión política muy consciente, para influir en los sectores más alienados de la clase trabajadora, para poder pescar en el río revuelto de la incultura política. Pero una organización de la izquierda social no puede tomar el mundo conceptual ambiguo de los enemigos de clase a no ser que deje de ser una organización de la izquierda social. No es pues sólo un cambio jurídico lo que ha llevado del “partido” Izquierda Anticapitalista al “movimiento” Anticapitalistas. No, el “cambio jurídico” esconde en realidad un cambio de política total, ya no se quiere construir una alternativa al capitalismo a través de las luchas sociales sino entrar en las instituciones del régimen capitalista para, en el mejor de los casos, reformarlo desde dentro. De esta manera, la fórmula jurídica es en realidad la fórmula política para arriar las banderas anticapitalistas y crear un partido de hombres de aparato que consolidando una fuerte red clientelar le posibilite a Anticapitalistas disputar el poder a Pablo Iglesias dentro de Podemos para poder acceder así a mejores posiciones en el entramado institucional. El círculo oportunista se cierra, para la dirección de IA y su base la revolución es una causa perdida.

Madrid, 10, febrero, 2015

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Esta entrada fue publicada en 12 marzo, 2015 por en Artículos y etiquetada con , , .